El pueblo de Guatemala está harto. Rechazan la corrupción y la manipulación política. Con la elección de Bernardo Arévalo en agosto pasado, el pueblo hizo oír su voz. Arévalo obtuvo una contundente victoria ante Sandra Torres de la UNE. La UNE, o Unión Nacional de la Esperanza, es el partido más grande del país y se suponía que iba a lograr una victoria fácil para Torres, ex primera dama del país. A pesar de contar con el apoyo de innumerables alcaldes y funcionarios electos, la UNE sucumbió a una fuerte derrota frente al nuevo Movimiento Semilla que dominó las encuestas en todo el país para la segunda vuelta electoral celebrada el 20 de agosto de 2023. Por si fuera poco, ese poderoso magistrados como Consuelo Porras intentaron impedir la transición democrática, el presidente en el poder, Alejandro Giammattei, no hizo nada para corregir la situación. Esta ineptitud generó un estado de caos desde el 25 de agosto, cuando la UNE presentó dos decenas de denuncias ante el TSE, o Tribunal Supremo Electoral, hasta el 31 de octubre. Durante este momento difícil, muchos guatemaltecos vivieron con miedo. Muchos tenían temores que les recordaban el oscuro pasado del país. Un pasado que incluyó una sangrienta guerra civil, dictaduras militares y una gran inestabilidad.
Sin embargo, los valientes hombres y mujeres del país no dejaron que el miedo se apoderara de ellos. Se organizaron y salieron a las calles. Giammattei utilizó la Policía Nacional Civil para reprimir a los manifestantes estudiantiles. Existía una creciente preocupación de que el impopular presidente utilizara el ejército. Ya fuera el ejército, la marina o la muy respetada fuerza aérea para reprimir al pueblo.
Finalmente, el TSE dictaminó que el proceso electoral estaba cerrado el 31 de octubre y reconoció la victoria de Bernardo Arévalo el 31 de octubre de 2023. Aunque se trató de una victoria importante, la guerra para proteger la democracia guatemalteca está lejos de terminar. Líderes indígenas que representan a hombres y mujeres en los 48 cantones han llevado sus alegatos ante la Corte de Constitucionalidad en la Ciudad de Guatemala. Exigen la renuncia de magistrados clave, como Consuelo Porras y Rafael Curruchiche, así como de jueces poderosos como Fredy Orellana. El presidente Giammattei ignoró numerosas solicitudes de dimisión; sin embargo, algunos estudiosos constitucionales sostienen que Giammattei carecía de autoridad para despojar a los miembros del poder de otra rama del gobierno. Dicho esto, los líderes indígenas exigen justicia inmediata. Si bien los líderes indígenas aún no han pedido la renuncia del presidente, este puede ser el siguiente paso.
Aunque el TSE ha reconocido a Arévalo como presidente electo, muchos guatemaltecos temen que Giammattei pueda impedir la transición pacífica del poder por sus propios temores de ser procesado por corrupción. Recientemente, el ex presidente Otto Pérez Molina fue juzgado y condenado por cargos de corrupción. Pérez Molina se encuentra actualmente encarcelado. Algunos creen que Giammattei estaría dispuesto a no detenerse ante nada para asegurarse de que su destino no sea el mismo que el de Pérez Molina.